Como «protección» de pavimentos y peldaños tienen más cosas negativas que positivas. Las moquetas que habitualmente se utilizan como “protección» mayormente no son impermeables, dejan pasar los líquidos a través de ellas. Algunas moquetas nuevas y de bajo precio llevan tintes de baja calidad, que se lixivian hacia el pavimento cuando les cae agua u otros líquidos, y por ello producen manchas en los pavimentos y peldaños. Luego están las moquetas que se adquieren de segunda mano, normalmente éstas tienen más suciedad por el hecho de haber estado instaladas en otras obras y esto puede crear todavía más problemas de manchas, incluso rayar el pavimento si tienen restos de otras obras. Las moquetas no son nada estables sobre el suelo o los peldaños, se mueven y se deslizan constantemente con el paso de los operarios, traspaletas, andamios con ruedas y pequeña maquinaria. Se crean grandes arrugas y dejan otras zonas sin protección; además se crea un suelo de trabajo peligroso, que no cumple con la Ley de seguridad laboral, al tener zonas con riesgo de producir tropezones, resbalones y caídas de los operarios. Las moquetas se instalan porque su precio es en principio “económico», pero hay peligro de dejar zonas al descubierto con la consiguiente posibilidad de deteriorar la superficie, y añadir el gasto de su arreglo al coste inicial.